La naturaleza forma parte del medio en el que vivimos. Nos hemos adaptado a ella según la zona en donde habitemos, sacamos partido de lo que nos ofrece, sobrevivimos o no a sus, a veces, descontroladas manifestaciones… Siempre está presente. La admiramos o la tememos.
Las plantas forman parte de la naturaleza. Nos brindan
alimentos, materiales para construir edificios, muebles, utensilios… Son
necesarias para fabricar papel, medicinas, perfumes y un sinfín de cosas más.
Renuevan el oxígeno del aire y atraen a las nubes para que descarguen el agua
necesaria para la existencia de todos los seres vivos. Y qué diremos del
espectáculo que nos ofrecen los bosques y prados, los parques, los jardines, o
un pequeño patio o terraza con unas macetas cuidadas con esmero.
Pero al margen de todas las
formalidades científicas que se puedan estudiar sobre la botánica, yo admiro
las plantas por su belleza, en especial por sus flores, por todas ellas, sin
importarme sus nombres, su procedencia, su utilidad, el medio en el que se
desarrollen, si son silvestres o cultivadas, exuberantes o humildes, exóticas o
autóctonas, grandes o pequeñas… Todas dan un toque de alegría a nuestra
existencia y nos acompañan al final de nuestra vida.
En estos últimos años, las flores han despertado en mí
gran interés y con mi humilde cámara y mi afición recién estrenada, voy
plasmando las que encuentro en mi camino, porque he tenido la suerte de
“aprender a verlas”.
Así puedo compartir con vosotros esta serie de imágenes
que, sin orden ni concierto, he ido captando por cualquier lugar por donde he
pasado.
Espero que os guste.
A. Roldán
No hay comentarios:
Publicar un comentario